Pequeña joya realizada realizada en la escuela Gobelins, y en la que seguramente se encuentran alguno de los mejores talentos del futuro de la animación. Y esta vez nos presentan este pequeño corto echa con una estupenda y divertidisima animación y que nos cuenta una historia también muy divertida aunque con un punto melancólico. Un rey sin reino, más dueño de su obsesión que de una verdadera corona, vagabundea de aquí para allá con el anhelo de construirse un enorme castillo en el que sentirse como en casa. Claro que los elementos, su ambición desmesurada, y la mala leche de los “siervos” que trabajan para él, terminarán por arruinarlo todo una y otra vez, en la más vigorosa tradición de los relatos circulares.
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